jueves, 16 de noviembre de 2017

2# Bangkok : nos comen los chinos

Día 2 , Bangkok a 31 Agosto de 2017

En el Palacio Real nos obligan a taparnos las piernas . Vamos en pantalón corto para superar el asfixiante calor . En la tienda para ello no me dejan comprar la falda ,que se reserva a las mujeres. La vendedora pone
cara de "esto es imposible y además no puede ser". Eso nos obliga a estrenar la moneda tailandesa, el bath ( 1 € = 40 bath ). Nos compramos el pantalón azul , robado directamente de un mono de electricista. No es que de calor ; es que recalienta tus piernas como el kebab que da vueltas en el mismísimo averno.





El equipo de mecánicos de Fernando Alonso, de turisteo

Mi vestimenta no la aprueba ni Paco Clavel , pero a la china le hice gracia


Vemos muchos templos. Salvo el central del siglo XVIII, el resto pertenece al reinado
de Rama I en 1850. Muy cuidados, con abundante pedrería y oro. Contemplamos
una enorme réplica de Angkor Bat cuando el territorio camboyano estaba
sometido al reino de Siam. Los palacetes culminados en forma cilíndrica  y alta
denotan carácter camboyano precisamente. De lo poco que nos aporta haber
pagado la audioguía en castellano.






Templo central y más antiguo . Obligatorio entrar descalzo


Oro  por doquier
Nos sentimos agobiados entre tanto exceso de selfies y cámaras con enormes objetivos
para el postureo asiático . Ese turismo en el que una muchedumbre de 50 chinos
se mueve como un único organismo , no mola. Nos comentan que Bangkok es el "Benidorm" de los chinos. Ejemplo clarificador.

Nos comen los chinos. Ellos también buscan la sombra



Después vemos Wat Pho ( el buda tumbado) . Alli probamos el masaje en la Escuela Oficial
en la que por 1 hora nos cobran unos 10 € . No es relajante como tal, pero consiste
en aplicar presión y soltar. Sin el arrastre como suelen ser los occidentales. Noto cómo suena el clak
cuando  tira de cada falange en cada uno de mis dedos de pies y manos. El cansancio también
hace que en un momento dado me quede absolutamente relajado y pierda noción del tiempo.
Llego al summum cuando le pido una manta. Sentenciamos que a los 3 el masaje nos ha reactivado.


Boom boom boomer!






El enorme Buda recostado sobre sus 45 metros se acompaña de un soniquete como de goteo de
algo.Vamos descalzos y , al dar la vuelta , vemos cómo en unos 50 cuencos se ofrendan
distintas monedas de mínimo valor. En nuestro "modo gitaneo" , aprovechamos
para reclutar distintos tipos de monedas gracias a que Andrés no duda en meter la manona
recopilando como si de cromos se tratara . Yose , con la bragueta a medio bajar , completa la estampa
que a Buda no le parecerá ni medio normal  , además de la lógica maldición que nos llevaríamos del templo .

Muy mimetizados con la cultura mitad animal ,mitad hombre

Comemos cerca en un sitio bastante decente . Pad- thai. El que lleve mucha soja lo hace sabroso. Tiene buena pinta añadido a lo completo que parece nutricionalmente. El lugar tiene unas escaleras empinadísimas por las que
no resulta difícil descalabrarse.
Vemos después el Wat Arun desde la orilla opuesta. Hay una especie de barco transportador barato, pero no nos llama tanto como para ir viendo el agua sucia y revuelta. Quizás el olor a pescado podrido de Street food tampoco ayude mucho a que nos apetezca estar mucho ahí . En vez de eso , en un puesto del muelle ,intento colar en un trueque mis horrendos pantalones de mecánico.
Me mira raro la chica . Pero que nanai .


Wat Arun al fondo y el barco porteador
































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